La práctica de deportes extremos ha aumentado en los últimos años. Desde escalar montañas hasta bucear en las profundidades del mar, todo vale para demostrar la resistencia de nuestro cuerpo. Sin embargo, ¿te has llegado a preguntar alguna vez qué consecuencias puede acarrearte la práctica de un deporte extremo? ¿o si es beneficioso o malo para la salud? Sigue leyendo y encontrarás la respuesta.
En primer lugar cabría hablar de un deporte tan popular como el montañismo. Aproximadamente a una altura de 7.000 metros, empiezan los síntomas de que nuestro cuerpo está al borde de sus capacidades. Aparece la somnolencia, el cansancio extremo, frecuente irritación de los ojos y las fosas nasales. La mayoría de los que practican este ejercicio luego tienen dificultades como dolor en las piernas o en la cabeza, aparte de desarrollar problemas respiratorios. Un psicólogo online en Madrid puede ayudar a sobrellevar la vida ante estos problemas.
En segundo lugar está otro deporte también muy practicado, y es el buceo. No vamos a hablar de “buceo superficial”, en el que la persona apenas se sumerge unos metros en el agua. Vamos a hablar del que permite sumergirse muy profundo, hasta ver las formaciones vegetales y los peces del mar o del océano. Allí hay que tener cuidado, sobre todo con la presión atmosférica, que puede hacer que los pulmones se encharquen y tengamos un colapso pulmonar, con el riesgo consiguiente de la muerte.
Por lo tanto, podemos observar cómo no es una buena idea la práctica de deportes extremos. Salvo que seas un profesional que se gana la vida practicándolos, es mejor no arriesgar tu salud haciendo un ejercicio que no lleva más que a un cúmulo de problemas irreparables, así que si es necesario se puede recurrir a terapia online en Madrid.